golondrinas negras revolotean en mi cabeza
el silbido del viento me aguijonea las orejas
es un réquiem por quien remplazó su sangre
por vino de mesa y cadenas de favores
siento punzadas en el corazón
y las cuencas de mis ojos se llenan de telarañas
enderezare la pala una y otra vez con mis manos
comprando un poco mas de tiempo
para seguir cavando un agujero en el asfalto
en el lado oscuro del camino.
martes, 7 de octubre de 2008
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